
La interacción cultural entre Kazajistán y Francia se está expandiendo gradualmente más allá de las visitas protocolarias y se está convirtiendo en una parte importante de la estrategia a largo plazo de ambos países. En el contexto de los cambios globales y el creciente interés por la identidad nacional, la cultura se perfila como un instrumento clave de la política exterior. En este contexto, la reunión del 25 de septiembre en París entre Aida Balayeva, ministra de Cultura e Información de la República de Kazajistán, y Rachida Dati, ministra de Cultura de Francia, no fue solo un evento diplomático, sino un paso significativo que refleja los profundos procesos que se están desarrollando en la agenda ideológica de Kazajistán.
Kazajistán construye actualmente su estrategia estatal en torno a tres pilares fundamentales: cultura nacional, tradiciones sólidas y respeto por los valores históricos y morales. Por lo tanto, la diplomacia cultural ya no es una simple forma de "poder blando", sino un medio para afirmar su propia identidad cultural en el escenario global. En este sentido, la visita de trabajo de la delegación kazaja a Francia no se presenta como una mera formalidad, sino como parte de una política bien pensada destinada a fortalecer la autoridad internacional del país a través del lenguaje artístico y proyectos conjuntos. Es importante comprender que la plataforma ideológica del actual gobierno kazajo se basa en tres pilares fundamentales: la cultura nacional, las tradiciones sanas y el respeto a los valores históricos y morales. En este sentido, la diplomacia cultural se está convirtiendo en algo más que una simple herramienta de "poder blando", convirtiéndose en un medio para afirmar la identidad cultural nacional en el escenario global.
Las conversaciones demostraron una vez más que ambas partes se centran en un diálogo cultural profundo, más que en intercambios formales. Durante la visita, las partes debatieron sobre el estado actual y las perspectivas futuras de la cooperación cultural, destacando el constante crecimiento de los lazos culturales y humanitarios entre Kazajistán y Francia.
Una continuación lógica del debate fueron las propuestas de Aida Balayeva para desarrollar la producción conjunta de cine, animación y contenido infantil. Estas iniciativas reflejan el deseo no solo de dominar los formatos modernos, sino también de transmitir los valores nacionales a través de ellos. La animación y el cine kazajos no son solo una industria, sino un medio a través del cual la imagen de un país donde las tradiciones y la modernidad coexisten armoniosamente puede integrarse en el espacio informativo global. Aida Balayeva destacó la importancia del intercambio de experiencias en museología, arqueología y preservación del patrimonio histórico y cultural.
"Propongo ampliar la cooperación en investigación científica, organizar prácticas para especialistas kazajos en instituciones culturales líderes en Francia y desarrollar proyectos conjuntos en producción cinematográfica, animación y contenido infantil", declaró Balayeva.
La parte kazaja hizo especial hincapié en la formación de especialistas, desde ingenieros de sonido y diseñadores de iluminación hasta diseñadores de vestuario. Este énfasis en la artesanía y las profesiones técnicas no es casual. En el contexto de la digitalización, la preservación de las profesiones vivas se está convirtiendo en una manifestación de la preocupación por las tradiciones saludables. Esto no solo fomenta el empleo, sino también la continuidad de una cultura artesanal que valora la artesanía, la continuidad y el respeto por el trabajo. Rachida Dati elogió los esfuerzos de Kazajistán por preservar el patrimonio cultural y expresó su disposición a ampliar la cooperación práctica entre las instituciones pertinentes de ambos países. Cabe destacar también que el día anterior, Aida Balayeva, Ministra de Cultura e Información de la República de Kazajistán, se reunió en París con Ernesto Ottone, Subdirector General de Cultura de la UNESCO. El Ministro presentó a Ottone un borrador del expediente de candidatura para el sitio de patrimonio mixto "Ustyurt: Paisajes y Traps de Arán". El documento, elaborado por el Ministerio de Cultura e Información de la República de Kazajistán, se está presentando al Centro del Patrimonio Mundial para su evaluación preliminar antes de su inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Es lógico que estas iniciativas sean una extensión natural del diálogo cultural entre Kazajistán y Francia.
En los últimos años, los eventos culturales —desde grandes exposiciones hasta conciertos— se han convertido en puntos de contacto clave entre ambos países, creando un espacio no solo para la diplomacia, sino también para fomentar el interés mutuo a largo plazo. Mediante proyectos de esta envergadura, Kazajistán no solo consolida su presencia en el panorama cultural mundial, sino que también confirma su compromiso con la integración de los valores nacionales en el contexto global. Por ejemplo, un concierto en la sede de la UNESCO (París, septiembre de 2025), dedicado al centenario del gran compositor kazajo Nurgisa Tlendiyev, atrajo a un público internacional y presentó la riqueza de la tradición musical kazaja en uno de los centros culturales internacionales más importantes.
Las Jornadas de la Cultura Kazaja en Francia (2024-2025) se convirtieron en uno de los ejemplos más contundentes de cómo el arte nacional puede resonar más allá de las fronteras del país. Exposiciones de artesanía kazaja, desfiles de moda étnica y proyecciones de películas de directores kazajos contemporáneos en Lyon y París no solo acercaron al público francés al patrimonio cultural de la república, sino que también fomentaron un interés duradero en su identidad nacional. Estos proyectos demostraron que la cultura kazaja puede ser un fenómeno moderno, vibrante y competitivo en el espacio cultural europeo.
El Festival de Cine Francés de Astaná y Almaty fue una respuesta lógica a este diálogo. Su programa, que incluye proyecciones de cine francés contemporáneo y retrospectivas de clásicos de la nueva ola, así como conferencias y clases magistrales, no solo fortalece el intercambio educativo y creativo, sino que también permite al público kazajo comprender mejor el patrimonio cultural francés. Este formato de "intercambio inverso" hace que la cooperación sea verdaderamente recíproca, ya que cada parte no solo comparte su patrimonio, sino que también enriquece su propio entorno cultural.
Otro símbolo de acercamiento fue la exposición de Impresionistas Franceses en el Museo Nacional de la República de Kazajistán. El número récord de visitantes confirmó que el patrimonio cultural mundial se integra a la perfección en el contexto kazajo, creando un espacio donde los clásicos internacionales se encuentran con los significados nacionales. Esta experiencia fortalece la posición de Kazajistán como un país abierto a los procesos culturales globales, a la vez que preserva su propia identidad. En este contexto, la Semana de la Francofonía en Kazajistán se está convirtiendo en algo más que una serie de eventos, en una plataforma permanente para el diálogo entre las lenguas, el teatro y la literatura. Surgen nuevos proyectos conjuntos que van más allá de los eventos puntuales y conforman una estrategia a largo plazo para la cooperación cultural. Así, todas estas iniciativas se integran en un sistema unificado, donde el intercambio cultural deja de ser una formalidad para convertirse en una herramienta para fortalecer la diplomacia y desarrollar las industrias creativas de ambos países.
Cabe destacar que la cooperación en museos, arqueología y preservación del patrimonio histórico y cultural está adquiriendo especial relevancia, trascendiendo el mero intercambio profesional. Esto forma parte de una estrategia más amplia para fortalecer la identidad a través del estudio del pasado.
Kazajistán está demostrando que la base ideológica del desarrollo del país no es el rechazo a la globalización, sino la capacidad de integrar sus tradiciones en el espacio cultural global en igualdad de condiciones. Las colaboraciones francesas en cine, animación y formación especializada abren nuevas oportunidades para el intercambio de experiencias, manteniendo al mismo tiempo el papel central de los significados y valores kazajos. Por lo tanto, el encuentro entre A. Balaeva y R. Dati es más que simples acuerdos sobre proyectos conjuntos. Es un manifiesto: Kazajistán afirma su identidad cultural, ofreciendo al mundo un diálogo basado en el respeto a la historia, la fidelidad a las tradiciones y la voluntad de innovación.