Rosa Tazhibayevna Baglanova (1922–2011) fue una legendaria cantante kazaja, Artista del Pueblo de la URSS, una de las intérpretes más famosas de canciones folclóricas y pop kazajas. Su nombre se ha convertido en un símbolo de resistencia, talento y dedicación al arte, y su voz ha conquistado a oyentes de todo el mundo.
Nació el 1 de enero de 1922 en la región de Kyzylorda. Desde la infancia mostró talento musical, y después de graduarse de la escuela ingresó en el Instituto Textil de Taskent. Sin embargo, la guerra cambió su destino: durante los años de la Gran Guerra Patria actuó con brigadas de conciertos frente a los soldados en el frente, levantando su espíritu de lucha.
Después de la guerra, su carrera se desarrolló rápidamente. Se convirtió en solista de la Filarmónica Estatal de Kazajistán, y luego del Teatro Académico Estatal de Ópera y Ballet. Su repertorio incluyó tanto canciones folclóricas kazajas como obras pop en diferentes idiomas, incluidos ruso, uzbeko, coreano, chino e incluso alemán.
Rosa Baglanova actuó triunfalmente en los escenarios más grandes del mundo, incluyendo el Kremlin, Berlín, París, Praga, Viena, Varsovia y Pekín. Su tarjeta de visita se convirtió en la canción “¡Ah, Samara-gorodok!”, que interpretó con especial sinceridad.
Por su contribución al desarrollo del arte, recibió numerosos premios, incluido el título de Artista del Pueblo de la URSS (1967), la Orden de Lenin, la Orden «Otan» y otros altos premios estatales. A pesar de su venerable edad, continuó actuando, permaneciendo fiel a su vocación.
Rosa Baglanova dejó una profunda huella en la historia de la cultura kazaja. Su voz, llena de calidez y fuerza, sigue siendo parte del legado de Kazajistán, y su nombre está inscrito para siempre en el fondo de oro de la cultura musical mundial.